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En el siguiente artículo abordamos otro de los temas más tratados desde la psicología: la indefensión aprendida.

La indefensión aprendida hace referencia al comportamiento pasivo que una persona manifiesta ante una situación compleja. Esta pasividad es consecuencia, entre otros factores, por un lado, del modo en el que esa persona se percibe a sí misma y por otro, de cómo interpreta la realidad. Al sentirse indefensa, cree que no puede hacer nada verdaderamente relevante que le lleve a superar ese sufrimiento y, por lo tanto, no responde de forma proactiva ante esa situación.

¿Qué es la indefensión aprendida?

En 1965 Martin Seligman y su equipo en la Universidad de Pennsylvania estaban realizando experimentos para avanzar en el conocimiento de la depresión. A través de dichos experimentos, este investigador estableció la hipótesis de que la depresión y otros trastornos mentales relacionados, se debían, en parte, a la percepción de una ausencia de control por parte de la persona, sobre la posible salida de la situación.

Años más tarde reformuló su teoría e incluyó un nuevo término o concepto: el llamado “estilo atribucional”, aportando la idea de que las personas con un estilo atribucional o explicativo negativo tienen una mayor probabilidad de desarrollar depresión.

Pero ¿cuáles son los efectos de la indefensión aprendida? ¿Cómo afecta a la persona que la sufre? En la indefensión aprendida, la persona se siente vulnerable y desamparadaLa persona siente que está encerrada en una situación de la que no sabe qué hacer para salir.

Este estado psicológico influye, como hemos apuntado, no solo en la forma en la que el sujeto observa la realidad, sino también en la voluntad de la persona para afrontarla porque el miedo es la emoción predominante.

Un ejemplo claro de este fenómeno lo tenemos en las relaciones de abuso emocional. La víctima desarrolla una indefensión debido a que cuando se enfrenta o intenta enfrentarse al abusador, éste además de ignorar o trivializar los sentimientos de la víctima, impide por todos los medios, que lo abandone. Entonces, la víctima asume que, haga lo que haga, nada va a cambiar, que su situación no va a mejorar y, por tanto, acaba no tomando ninguna acción para salir de ella.

En las décadas posteriores a las investigaciones de Seligman, desde la Neurociencia se aportaron nuevos datos demostrando que, si bien, por defecto, el cerebro tiende a asumir que no hay control ante determinadas situaciones, lo que aprende realmente es a buscar una posibilidad de defensa. Y que, por lo tanto, todos podemos y debemos hacer ese aprendizaje. Desde esta perspectiva, la indefensión, al no ser una cualidad innata en el ser humano puede modificarse.

¿Cómo se puede superar la indefensión aprendida?

Hemos de tener en cuenta que las personas que sufren la indefensión y quieren superarla deben de realizar un proceso en el que deberán de aprender, por un lado, a tener una nueva perspectiva de la realidad y, por otro lado, a cambiar la visión y percepción acerca de uno mismo. La causa de la sensación de indefensión no reside solo en aquello que ocurre sino también en cómo la persona percibe e interpreta aquello que le sucede.

En este sentido, contar con apoyo psicológico por parte de un profesional cualificado puede ser fundamental.

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Veamos ahora algunas pautas que pueden ayudar a evitar la indefensión:

No interpretes el futuro de forma lineal

Que hoy creas que no puedes hacer algo, no significa que dentro de un tiempo te encuentres en la misma situación y sí te sientas capaz de superarla. Cuando observamos la realidad de forma lineal, como si se tratase de un túnel, no vemos todo aquello que está a los lados ni las posibles alternativas.

Recuerda que antes de este momento, has logrado objetivos importantes en tu vida. Por tanto, también ahora estás capacitado para superar nuevas situaciones complicadas.

Cultiva el optimismo y la gratitud

Martin Seligman en su libro Aprenda Optimismo“ (1990) afirma que el optimismo, igual que la indefensión, se aprende. ¿Y cómo podemos cultivarlo? Seligman resalta sobretodo tres factores clave que caracterizan a las personas optimistas:

  1. Ven los problemas como algo temporal y no como algo estable en el tiempo.
  2. Los perciben como algo específico de una situación concreta sin generalizarlos a otros ámbitos.
  3. Ven los problemas como algo causado por factores externos, no sintiéndose culpables o responsables de los mismos.

Una forma de cultivar el optimismo es rodearse y compartir conversación con amigos y familiares alegres o con una visión más positiva de la vida que nos ayuden a valorar nuestras capacidades y nuestro potencial.

Como tienden a percibir la mejor versión tanto de las personas como del entorno, esa mirada amable nos alimenta y nos ofrece la posibilidad de mirar desde otra óptica la realidad.

Volver a intentarlo sin buscar más excusas

En ocasiones, una persona actúa de forma pasiva ante un problema o situación determinada porque la relaciona con vivencias similares del pasado. Quizá en aquel entonces no pudiste resolver ese asunto, pero eso no significa que tal vez hoy, sí lo hagas. Porque ninguna situación se repite exactamente de la misma forma.

Es recomendable analizar cada situación como única e irrepetible. Aunque te recuerde a otros capítulos que has vivido previamente, este periodo es diferente. Tú mismo eres distinto, puesto que has evolucionado con tu experiencia, y en la situación actual también factores que, o bien antes no se daban o bien se presentan de forma distinta.

superar la indefensión aprendida

Tomar decisiones en aquellas áreas en las que te sientas más seguro

Las decisiones más sencillas y básicas pueden ayudarte a conectar con tu capacidad de elegir. Si quedas con un amigo para ver una película, indica qué estreno prefieres ver. No delegues las decisiones fáciles en los demás. Existen muchísimas decisiones que tomas a lo largo de un solo día, sin embargo, la mayoría las afrontas de manera automática. Intenta concentrarte en ellas de forma consciente y ponlas en valor.

La indefensión aprendida también puede desaprenderse. Pero, como hemos dicho, este es un proceso que requiere de tiempo. A partir de esta experiencia, de toma de conciencia de las propias decisiones, cultivas tu resiliencia y alimentas tu autoestima.

Pedir ayuda para superar la indefensión aprendida

Pon en práctica aquellos recursos que tienes a tu alcance para salir de una situación de indefensión. Pedir ayuda es una de las mejores decisiones que puedes tomar. En ocasiones, las personas nos podemos sentir totalmente desbordadas por aquello que nos ocurre. La ayuda de un profesional en estas ocasiones, hará que la recuperación del equilibrio y el bienestar sea más rápida y sobretodo, estable en el tiempo.