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La comunicación es parte esencial de la naturaleza humana, pero poca gente conoce realmente lo que es la neurocomunicación. Sin duda, habrás escuchado cientos de veces eso de que «el ser humano es un ser social». Y para una vida en sociedad, resulta imprescindible la comunicación como herramienta. Es algo innato al ser humano de lo que no podemos desprendernos pero, realmente, solo un pequeño porcentaje de la población presta realmente atención a los detalles de la comunicación.

Gracias a los avances en neurociencia y de sus técnicas, hoy se puede inferir al detalle cómo trabaja el cerebro. Con un entrenamiento personalizado, una persona puede lograr controlar sus emociones, potenciando su capacidad para identificar sus propios sentimientos y los de los demás. Aumentar su capacidad de atención y aprender a facilitar diferentes formas de relacionarse con los demás.

Estos factores juegan un papel de gran importancia en la neurocomunicación. Esta disciplina responde a una visión científica de la comunicación con el fin de llevarla a cabo de la forma más efectiva posible.

¿Qué es la neurocomunicación?

La neurocomunicación consiste en la aplicación de la neurociencia al conocimiento de los procesos de comunicación humana. Se trata de una definición tan sencilla como amplia, ya que su campo de aplicación es muy extenso.

Por este motivo, la comunicación junto con el arte de escuchar resultan fundamentales para optimizar la comunicación interpersonal. La neurocomunicación nos permite mejorar la comunicación social en cada una de sus aplicaciones: personal, profesional, social, etc.

Mediante la neurociencia se ha demostrado que la mayor parte de nuestras decisiones son tomadas por nuestro cerebro primitivo y no por el cerebro pensante. Entonces, para poder comunicar a través de la persuasión es necesario conectar con el cerebro más primitivo. Esta situación se da cuando nos dirigimos a un público, es decir, en la persuasión mediante la oratoria.

Principales cualidades de un buen comunicador

Finalmente, la neurocomunicación no tiene otro objetivo que el de comunicar mejor, de forma más efectiva. Las personas que saben o aprenden a comunicarse correctamente tendrán ventajas en sus relaciones tanto personales como profesionales. Pero, ¿qué cualidades debe tener un buen comunicador?

Capacidad de observación

Uno de los aspectos más importantes para el neuromanagement en el proceso negociador es el ser observador. Sin duda, esta es una cualidad muy destacable en una persona. Esta habilidad, está directamente relacionada con la capacidad de saber dirigir el foco de atención a lo que es importante o interesa en cada momento. Y, por tanto, a cambiarlo en caso de que sea necesario.

Es importante saber observar y estar atento no solo a lo que se dice verbalmente sino también a la comunicación no verbal. Tanto de las personas con las que tratamos como de nosotros mismos. Es fundamental para poder interpretar si hay coherencia o no, entre los gestos y lo que se está diciendo. Esta capacidad de observación permite tener algunos conocimientos muy valiosos sobre lo que está sucediendo, en cada momento.

Capacidad de escucha

La habilidad de la escucha implica procurar ser objetivo. Esto quiere decir que se debe tratar de entender las intenciones que hay detrás del mensaje de nuestro interlocutor, sin interpretaciones personales. En este caso, se trata de poner el foco en aquello que se está diciendo y no en aquello que se desea comprender. Supone la capacidad de comprender los sentimientos, ideas y pensamientos de nuestro interlocutor, procurando no interferir su mensaje con nuestra propia visión de la situación. En este caso, la atención debe dirigirse más hacia el otro y no en los pensamientos y sentimientos propios.

Así pues, podemos afirmar que es la comunicación y los factores que intervienen en ella, los responsables de que las relaciones puedan fluir. En consecuencia, controlar la comunicación y evitar contratiempos es la forma de lograr los objetivos marcados. El entrenamiento con técnicas de autocontrol ayudan a favorecer y mejorar la capacidad comunicativa y de negociación.

¿Qué hacer para conectar con el interlocutor o la audiencia?

Para conseguir una conexión exitosa es indispensable tener en cuenta una serie de puntos. El primero podría ser el de analizar cómo adaptar el mensaje a una audiencia determinada para que esta se sienta identificada. Utilizar conceptos tangibles y claros, así como el hecho de provocar, conseguirán que el cerebro muestre interés. La innovación es clave para captar la atención.

También debemos intentar llamar la atención de forma recurrente porque nuestra parte del cerebro primitivo siempre está muy ocupada. El uso de pausas y el contacto visual pueden ayudarnos. La neurocomunicación busca emocionar y, por tanto, deberás causar emociones en tu público a través de recursos verbales, la gestualidad, vídeos, testimonios, storytelling, etc. Todo dependerá del acto comunicativo que estés llevando a cabo en un determinado momento.

neurocomunicación escuchar

Filtros para una comunicación efectiva

El Maritz Institute posee un modelo muy útil para ayudar a los comunicadores a marcar su línea de argumentación. Según este modelo, existen cuatro filtros que tu cerebro utiliza al recibir la comunicación. Conocerlos y utilizarlos correctamente será de gran ayuda para establecer una comunicación efectiva.

  • El primero de ellos es el filtro emocional. La gente responde a una comunicación determinada de acuerdo con sus emociones, creencias y valores.
  • Le sigue el filtro histórico, basado en memorias y experiencias pasadas.
  • El filtro futuro se basa en la visión, expectativas y metas de futuro.
  • Y por último, el filtro social, que se basa en tu situación particular, incluyendo la familia, tradiciones, tendencias, situación económica, etc.

Elementos indispensables de la neurocomunicación

Además de los filtros ya vistos, para que un mensaje sea exitoso debe tener también otros ingredientes fundamentales para atraer la atención.

El primero trata de lo personal. Debemos intentar entender a nuestra audiencia proporcionando el contexto y a través de mensajes relevantes para captar su atención e interés.

Lo recíproco es igualmente importante. Mediante la retroalimentación, nuestro público tiene la oportunidad de expresarse libremente y responder a comentarios. Así se crea un diálogo verdadero que nos lleva a una relación de confianza.

Lo simple y vívido nos ayuda a elaborar mensajes sencillos y, de esta manera, poder evitar la disonancia cognitiva. Te recordamos que al cerebro no le gusta trabajar demasiado.

En cuanto a la memoria, necesitamos recalcar que el cerebro usa la codificación para poder retener todo tipo de información. Esto implica una transición de la memoria de trabajo a la memoria a largo plazo. Por tanto, cuanto más memorable sea nuestro mensaje, mejor quedará retenido en la memoria del receptor con el paso del tiempo.

¿Qué relación tiene la neurocomunicación con el neuromanagement o el neuromarketing?

En todos los casos se utilizan técnicas de neurociencia para analizar las distintas reacciones que se producen en el cerebro tras recibir un estímulo en particular. Se trata de investigar cuáles son las áreas de nuestro cerebro relacionadas con el comportamiento en el momento de la toma de decisiones.

Mientras que la neurocomunicación está orientada más a la comunicación interpersonal y el neuromanagement a su aplicación en la gestión o dirección de equipos, el neuromarketing está más orientado a la comunicación para la venta. La persuasión o la oratoria, son claves en las tres disciplinas aunque su desarrollo pueden tener, obviamente, matices en función de los tipos de interlocutores.

En el neuromarketing se explora la manera neurológica de crear un mensaje, que sea capaz de crear en el usuario la necesidad de adquirir un producto o un servicio determinado.

 

En definitiva, la neurocomunicación y las áreas en las que esta se aplica han cambiado por completo la manera de comunicarnos y dirigirnos al público. Es una disciplina con un gran potencial tanto para el crecimiento personal como el crecimiento y alto rendimiento profesional.