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Cada año, el tabaquismo acaba con la vida de más de ocho millones de personas en todo el mundo. En España, provocó más de 50.000 muertes durante el último año 2020, una cifra superior a las que causó el Covid-19. En este artículo queremos hablarte del tabaquismo post pandemia.

El tabaquismo, principal motivo de muerte y enfermedades.

La adicción al tabaco se ha convertido en uno de los mayores problemas que la sanidad pública ha tenido que afrontar en toda su historia. Su tasa de mortandad es muy elevada, con respecto a otras enfermedades y, además, afecta de manera indirecta incluso a quienes no lo consumen.

El tabaco es un producto perjudicial en cualquiera de sus modalidades. Es indiferente si se fuma con pipa o si es tabaco de liar. Todos son igual de dañinos, tanto para el organismo del fumador, como para el que respira el humo del tabaco. Con el tabaquismo no existe ningún nivel de seguridad.

Tabaco y Covid-19, una relación mortal

El colectivo de fumadores tiene motivos adicionales para preocuparse por el Covid-19. Está demostrado que el virus ataca de manera más violenta y empeora mucho el pronóstico si el paciente es fumador.

Según el doctor José Luis Díaz-Maroto, las células humanas absorben el virus a través de una proteína que interactúa con la enzima angiotensina II. Esta enzima forma parte de las células pulmonares y, en el caso de los fumadores, el cómputo es mucho mayor.

Cuando un fumador se contagia de Covid-19, la enfermedad tiende a mostrar un cuadro de afección mucho más grave. De hecho, un estudio realizado por el Instituto del Pulmón y el Corazón de El Reino Unido, nos revela que las probabilidades que tiene un fumador de padecer los síntomas de Covid aumentan en un 14% con respecto a los no fumadores.

Por otra parte, la cantidad de tabaco que se fuma diariamente, sumada a los años enganchado al tabaquismo, son factores que también juegan en contra. Cuanto más alto sean estas dos cifras, peor será el pronóstico Covid.

¿El confinamiento ha afectado al tabaquismo?

Pues la verdad es que sí. Y, además, le ha afectado de manera positiva. Debido a las condiciones restrictivas del confinamiento, como la prohibición de reuniones sociales, la obligatoriedad de teletrabajar y, principalmente, no poder salir de casa, ha hecho que una gran parte de fumadores esporádicos o sociales, hayan dejado el tabaco para siempre.

En rasgos generales, los fumadores sociales son aquellas personas que se encendían un cigarro en el descanso para el café, después de comer o que, únicamente fumaban los fines de semana. También se incluyen aquellas personas que fumaban únicamente cuando se juntaban con los amigos, familiares o cuando se celebraba algún evento, como un cumpleaños, boda, etc.

Así pues, al haber puesto fin, casi de manera súbita, a todo tipo de contacto con otros grupos sociales, estos fumadores han acabado dejando ese hábito de manera definitiva. También es cierto que, al no tener una adicción hacia el tabaco claramente definida, les ha favorecido para dejarlo de manera definitiva.

Pero ¿Y que ha pasado con el resto de fumadores? Pues, aquellos que fumaban por adicción, tuvieron una ligera mejora durante el confinamiento. En la gran mayoría de los casos, muchos de los fumadores redujeron la cantidad de tabaco. Al encontrarse encerrados en casa y rodeados de familiares que no eran fumadores, se vieron obligados a fumar menos.

Lamentablemente, cuando se terminó la primera etapa de confinamiento, muchos de estos fumadores empezaron a realizar sus jornadas laborales teletrabajando en casa, en solitario. Al no tener familiares no fumadores alrededor y no tener las restricciones laborales de fumar en el puesto de trabajo, la adicción al tabaquismo de estas personas se ha vuelto a acentuar.

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Dejar el tabaco es posible

Quiero dejar de fumar, pero soy incapaz de hacerlo. ¿Cuántas veces hemos oído a un fumador decir esta frase?

Dejar de fumar es posible. En algunos casos (los menos) a base de muchísima fuerza de voluntad, lo consiguen. Las estadísticas demuestran que el 80% de los fumadores que abandonan la adicción, la vuelven a retomar tras la primera semana.

Los expertos en sanidad, además de recomendar un tratamiento farmacológico recalcan la importancia de la ayuda psicológica. Estos tratamientos farmacológicos suelen incluir, para sustituir la adicción a la nicotina, el uso de chicles, parches, espráis o inhaladores. Estos productos se encargan de anular los efectos de placer que provoca la nicotina en el cerebro y, en algunos casos, también se utilizan ciertos antidepresivos que resultan ser efectivos porque anulan la recaptación de noradenalina y dopamina.

De este modo, lo que se consigue es cortar con ese círculo vicioso en el cual el cerebro, al verse recompensado continúa con el impulso de seguir fumando, poniendo los medios para atacar a la abstinencia.

Sin embargo, con el tiempo, estos medicamentos deben de dejar de utilizarse y la persona debe de ser capaz de no fumar sin necesidad de fármacos.

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Acudir a profesionales es esencial

Si estás totalmente convencido de que quieres dejar de fumar, lo mejor es que busques ayuda profesional. Como mencionábamos en el párrafo anterior, la ayuda psicológica forma parte del proceso y es esencial para superar esta etapa de transición.

Las técnicas cognitivo-conductuales resultan ser eficaces, vamos a ver algunas:

Control de estímulos

Consiste en evitar o eliminar todos aquellos elementos que favorecen o que influyen en tus ganas de fumar, a veces es necesario cambiar de hábitos o incluso, el círculo de amistades o la forma en que nos relacionamos con ellos.

Reducción progresiva

Puede ser, o bien, reduciendo el número de cigarrillos diarios, o bien, la cantidad de cigarrillo fumado, llevando un registro diario para ver si cumplimos con el objetivo marcado.

Retraso del momento de fumar

Incluir técnicas de relajación aquí es importante para poder controlar la ansiedad.

Técnicas de reestructuración del pensamiento

También llamadas técnicas de control del diálogo interno. Consisten en técnicas orientadas a reorientar cómo nos percibimos a nosotros mismos y aprender a controlar y cambiar nuestro propio pensamiento.

 

Así pues, después de haber realizado una visita con tu médico de cabecera para recibir la medicación adecuada para combatir el tabaquismo, busca a un psicólogo profesional que te ayude y te guíe por el camino adecuado. De este modo, con fuerza de voluntad y esfuerzo, conseguirás dejar el dañino hábito del tabaco y comenzarás a disfrutar de una vida más saludable.