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Aunque desconozcas este término, puede que la visualización esté más cerca de ti de lo que piensas.

¿Recuerdas cuándo fue el último momento en el que sentiste que te lo jugabas todo a una sola carta? Un examen importante, una entrevista, una cita, etc. Frente a esta clase de eventos, lo más normal es que nos preparemos las respuestas, nos entrenemos y estudiemos. Aun así, ¿sabes que también puedes recrear todos los posibles escenarios en tu mente para estar verdaderamente listo? En realidad, casi cualquier situación se presta potencialmente a ello.

Es precisamente aquí donde irrumpe la técnica psicológica conocida como visualización. Presta mucha atención.

¿Qué es la visualización?

En numerosas ocasiones podemos ver a los deportistas (por ejemplo los saltadores de longitud o de altura) cómo, antes de enfrentarse a la competición real, se aíslan y, con los ojos generalmente cerrados, realizan los movimientos que van a ejecutar instantes más tarde. La base de la visualización es precisamente esta, experimentar o recrear mentalmente una situación que puede darse en tu vida real con el objetivo de enfrentarla eficazmente.

Técnicas avanzadas en neuroimagen han permitido comprobar que, cuando nos visualizamos realizando una acción, se activan exactamente las mismas regiones cerebrales que cuando ejecutamos esa misma acción. El psiquiatra Norman Doidge, en su libro “El cerebro se cambia a sí mismo”, publicado en el año 2007, afirma que al visualizar una acción se fortalecen conexiones neuronales ya existentes, pero también, se pueden crear nuevas conexiones neuronales. De este modo, las visualizaciones potencian el trazo de rutas en el cerebro que facilitarán después la ejecución real.

Generalmente, a este procedimiento que consiste en activar las conexiones neuromusculares, se le llama proceso top-down, es decir, de arriba a abajo. Esto se debe al hecho de que empieza por la creación de imágenes, o generación de pensamientos que activan otras partes neuronales, para finalmente llegar a las conexiones musculares en red encargadas de ejecutar la acción.

Así pues, a través de esta técnica, te acabas sumergiendo de tal manera en la recreación, que hasta llegas a percibir los más pequeños detalles con gran nitidez. No obstante, y como habrás podido intuir, para lograrlo vas a necesitar un proceso de entrenamiento, no solo en aprender a visualizar sino también en adquirir un alto nivel de concentración y en técnicas de relajación.

Entrenamiento neuronal para conseguir tus objetivos

Para conseguir que esos nuevos caminos neuronales sean lo suficientemente sólidos como para establecer un patrón neuronal, es necesario repetir y repetir mentalmente esa acción. Así, de alguna manera, el cerebro llega a interpretar que esa acción ya la ha realizado miles de veces anteriormente y, por tanto, sabrá cómo actuar con éxito casi de forma automática.

Todos estos motivos hacen que la visualización sea especialmente útil en todas aquellas situaciones que no podemos experimentar de forma real y que generan un alto nivel de estrés como, por ejemplo, una determinada oposición o una competición deportiva. Mediante esta técnica, se entrena a la persona a vivir de forma imaginaria y repetitiva esa situación para que, cuando la enfrente, esté familiarizada con ella y no la sienta como una amenaza.

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¿Es visualizar lo mismo que imaginar?

En realidad, no. Es cierto que “imaginar” es un acto necesario para que puedas “visualizar”. Sin embargo, la imaginación, por sí misma, no basta.

De este modo, para que todo aquello que visualices tenga verdadero éxito, deben de cumplirse una serie de condiciones. En consecuencia, si quieres ejecutarla correctamente, lo recomendable es recurrir a profesionales que te guíen y enseñen paso a paso a realizarla de forma efectiva.

Para empezar, debemos diseñar la escena a experimentar. Partiendo de estímulos sencillos al principio para ir, poco a poco, sofisticándolos hasta llegar a los detalles más específicos. Esto implica ir más allá de la mera imagen. Recrear la situación incorporando los olores, los sonidos, el tacto, detalles del entorno, las emociones o las sensaciones. Todo ello con el objetivo de otorgar el máximo realismo a la escena.

Una vez diseñada la escena, para poder iniciar la visualización, deberás aprender técnicas de respiración y de relajación. El entrenamiento en relajación es importante porque te ayudará a enfocar tu atención en la tarea que te ocupa. Además de contribuir a controlar el estrés.

En relación a esto, Mora, García y Zarco, en su libro “Psicología aplicada a la actividad física”, sostienen que “el entrenamiento en visualización debe seguir los siguientes pasos: relajación muscular, percepción de colores, control de una imagen, experimentación de sensaciones, experimentación detallada del entorno, mejora de un conocimiento, experimentación dinámica de una acción y eliminación de errores”.

Todo este proceso ayuda, en definitiva, a crear una “huella” en tu memoria que se activará en el momento de la verdad.

 

técnicas de visualización

¿Para qué sirve esta técnica?

Este recurso psicológico, a nivel clínico, se ha demostrado tradicionalmente interesante para el tratamiento de fobias.

Como puedes intuir en el tratamiento de las fobias no siempre es fácil disponer del estímulo que provoca miedo a la persona. En consecuencia, dicha técnica se presenta muy útil para exponer y enfrentar al paciente con su miedo por medio de la imaginación.

Aun así, sus usos van mucho más allá del anterior. Las adicciones, la ansiedad, la depresión también pueden ser tratadas, entre otras técnicas, con este método.

Pero al margen del ámbito clínico, es muy eficaz para mejorar, por ejemplo, la autoestima y la inseguridad. Y por supuesto, como hemos apuntado al principio, es especialmente útil para llevar a las personas a alcanzar sus metas personales o profesionales y a tomar decisiones vitales.

Como seguramente habrás podido concluir, el objetivo de esta técnica es conseguir que la persona viva la situación que tanto miedo, dudas o rechazo le despierta, de forma natural. La recreación mental le ayudará a enfrentarse a ella y, finalmente, a superarla.

Ejemplos de investigación y aplicación práctica de la visualización

¿Quieres conocer los efectos de esta técnica aplicados a algunos casos? A continuación, te expondremos dos.

Alan Richardson, psicólogo australiano, publicó en 1967 en la revista Research Quarterly un estudio donde demostró la importancia de la visualización en el deporte, concretamente en baloncesto.

El objetivo del estudio era medir la habilidad de los jugadores para encestar tiros libres. Para ello escogió un grupo de jugadores de baloncesto que no habían practicado nunca antes la visualización; los dividió en tres grupos al azar y midió su capacidad inicial para encestar.

Seguidamente a cada grupo le asignó una tarea diferente a realizar durante 20 días:

  • Grupo 1: debía practicar tiros libres durante veinte minutos diarios.
  • Grupo 2: su tarea fue no hacer nada durante esos veinte días.
  • Grupo 3: su ocupación consistió en visualizarse tirando a canasta durante veinte minutos diarios, sin realizar ningún tiro físico.

Pasados esos veinte días volvió a medir su capacidad para encestar y los resultados fueron los siguientes:

  • Grupo 1: había mejorado en un 24% la capacidad de encestar.
  • Grupo 2: No hubo ninguna variación en el resultado.
  • Grupo 3: mejoró un 23% su rendimiento.

El truco de Michael Jordan

¿Imaginas a Michael Jordan haciendo uso de todo lo que acabamos de comentarte en plena competición? Cuentan que la estrella de Chicago Bulls, sentado en el banquillo justo antes de jugar, se imaginaba a sí mismo superando todas las posibles situaciones y obstáculos que podrían tener lugar durante el partido.

Así, el jugador de baloncesto más famoso de todos los tiempos se sentía mucho más preparado. De alguna manera, ya había “vivido” cómo actuar ante los imprevistos que podían presentarse durante el juego. Tan solo le quedaba aprovechar las oportunidades y ejecutar las jugadas ya visualizadas en su mente.